Precisión, estrategia y coordinación son algunos de los atributos que se requieren para esbozar la pelota parada; un aspecto que muchas veces resuelve partidos. Y Joaquín Pereyra y Gianluca Ferrari cumplieron con estas reglas. El volante como asistidor y el defensor como goleador fueron claves para que Atlético pudiera lograr el tercer éxito en fila en la Liga Profesional.
Facundo Sava apostó por el clásico 4-4-2 para contrarrestar el 5-3-2 de Martín Cicotello.
La victoria contra Barracas Central parecía haber aceitado un funcionamiento que va de menor a mayor, pero el gol tempranero de Fernando Romero González demostró que en el fútbol el que se confía, pierde.
No obstante, a pesar de ese error la defensa cumplió la principal tarea: detener al siempre escurridizo Sebastián Villa.
Juan Infante fue un dolor de cabeza para el colombiano, que terminó cambiando de bandas para intentar generar algo de peligro.
Mientras eso sucedía, el medio campo de Atlético buscó la asociación con el ataque. Un lúcido y consistente Pereyra se volvió el conductor del equipo e intentó conectar con “Pulguita”. El “7” tuvo algunos destellos pero se notó que todavía no está al 100%.
Por este motivo, Sava pateó el tablero en el complemento. La presión alta de Ezequiel Ham y Tobías Ostchega se había vuelto un problema y el DT buscó contención y, ¿por qué no? goles.
Sacó a “Pulguita”, De los Santos y Brandán para los ingresos de Marcelo Estigarribia, Ferrari y Gino Peruzzi.
El esfuerzo incansable de “Chelo” generó córners; justamente uno de los atributos que explotó el local para torcer la historia.
Pereyra fue el encargado de la pelota parada y el que ganó en las alturas fue Ferrari.
A pura velocidad y empujando al ex “decano” Bruno Bianchi, Gianluca se elevó en los aires y dejó sin respuestas a Ezequiel Centurión.
¿Casualidad? ¿Suerte? Nada de eso. Las intensas prácticas en la semana dieron sus frutos. Apenas cinco minutos de haber marcado el empate, la fórmula Pereyra-Ferrari se repitió.
Ferrari le volvió a ganarle en la carrera a Bianchi, metió otro cabezazo y celebró con todo. Gritó desaforadamente y con puños apretados. ¿El centro? Del “10”, la figura que estuvo correcta en la distribución de pases y en las asistencias, claro.
El balón detenido es el resultado de intensas prácticas en los entrenamientos. Los equipos que la dominan pueden desestabilizar al adversario y Atlético lo hizo. Sava, que continúa aceitando su manera de jugar, volvió a reflejar un alto nivel de preparación y de disciplina táctica. La levantada, que ya acumula siete partidos sin perder, se inició contra Platense; en 25 de mayo y Chile esperan que no se corte.